Desde hace algún
tiempo intercambiamos mensajes y ya nos conocíamos como parientes alejados sólo
por ese mar Caribe que nos baña.
Gustavo Adolfo
nacido en Colombia, pero de ascendencia cubana ansiaba desde hace mucho volver
a las tierras que vieron nacer a su abuelo Luis Torriente Torriente.
La oportunidad se
dio este verano cuando en un alto en su trabajo tuvo la oportunidad de visitar el
ansiado archipiélago.
Intentando
contactar a una “prima” Georgina enviaron
varios mensajes electrónicos y llamadas desde el Hotel Riviera de La Habana
que desafortunadamente no fueron recibidos por la cubanita.
Pero por esas
cosas que tiene el destino el encuentro se produjo casualmente en el balneario
de Varadero.
Allí creció una
amistad que ya parece de años y que será el motivo para la búsqueda de nuestras
raíces.
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