Varios
emblemáticos espacios de la capital serán objeto de acciones de remodelación en
saludo al aniversario 500 de la fundación de la villa de San Cristóbal de La
Habana.
En
ese caso se encuentra el proyecto de reanimación del Barrio Chino de Centro Habana,
un lugar de elevada trascendencia cultural para la capital cubana.
Las
edificaciones que allí se enmarcan, en su mayoría con alto valor patrimonial,
urbanístico y ambiental, presentan un elevado deterioro, en especial el fondo
habitacional.
Con
el propósito de contrarrestar esa realidad, se han diseñado acciones
multisectoriales encaminadas a la recuperación de la zona teniendo en cuenta,
además, el impacto comercial, recreativo y turístico que ella genera.
De
ahí que se previeran al decir de autoridades del gobierno en la Ciudad,
trabajos encaminados a rescatar las milenarias tradiciones chinas, entre
las que se incluyen el exquisito arte culinario, la cerámica y la decoración
típica de sus instalaciones, teatros y otros.
Asimismo,
se rehabilitarán relevantes instalaciones dentro del barrio, como son el
periódico chino Kwong-Wah-Po, las tintorerías y las farmacias con su medicina
tradicional.
Del
mismo modo, se reaniman el alumbrado público, parques y calles; se pavimentan
viales y restituyen aceras; así como se trabaja para eliminar cables eléctricos
y de comunicación expuestos en las fachadas.
Todo
ello encaminado a recobrar la imagen general del Barrio Chino, recreando el
ambiente con elementos de alusión a la identidad y cultura de la nación asiática.
Se
ha informado además de acciones diseñadas por el sector de la Construcción en
La Habana en función de construir, reparar y mantener el patrimonio de la
ciudad.
En
la ciudad igualmente recibieron acciones de remodelación instalaciones pertenecientes
a los más variados sectores, y municipios.
Tal
es el caso del mercado agropecuario «Plaza Cerro»; el anfiteatro del Parque
Lenin; el Memorial Granma; la planta de tratamiento de residuales de Luyanó y
el Estadio Latinoamericano con la instalación de la pantalla digital.
Pero
al mismo tiempo que se renuevan esos inmuebles o espacios es urgente un cambio
de actitud de quienes habitamos esta villa y en ella laboramos.
De
nada vale que se destinen recursos a mejorar la imagen de obras de gran impacto
social y económico, si quienes en ella laboran NO cambian su accionar.
Que
los capitalinos comiencen a disfrutar los cambios que se van sucediendo es
importante, como de igual manera lo es que en esos servicios se eleve la
conciencia y haga sentir que en un entorno amigable se respira un espíritu
solidario.
Me
refiero a un sector tan sensible como el de la salud que desafortunadamente por
las razones que fueren a veces no encontramos a galenos y enfermeras dispuestos
a dejar a un lado sus cotidianidades y entregarse a esa vital labor.
Me
permito hacer referencia a un servicio como el de la heladería coopelia
recientemente alegrado en su imagen física, y alguien que cree haber
descubierto el agua tibia diseñó un estilo de trabajo que en mi modesta opinión
viola la disciplina laboral y aterrilla de sol a los usuarios.
El
caso es que en los difíciles horarios de 12 a 3 de la tarde almuerzan
escalonadamente, aunque en verdad casi paran las diferentes áreas los
dependientes y soderos. Con el consiguiente malestar para quienes acuden allí a
refrescarse con un sabroso, y por demás mal servido helado.
Y
así usted y yo tenemos demasiados ejemplos de maltrato al consumidor, cliente,
o paciente.
Regenerar
la imagen urbana de la ciudad preservando sus valores patrimoniales, tangibles
e intangibles, y consolidar sus principios de identidad y equidad constituyen
todo un reto.
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